jueves, septiembre 01, 2005

NOTICIAS DE ARCHIVO


UN PREMIO NOBEL CON “DEMASIADO CARÁCTER Y ÉXITO”

La ecologista Wangari Maathai, viceministra de Medio Ambiente del gobierno de Kenia, fue galardonada el pasado 8 de octubre con el Premio Nobel de la Paz por su contribución al desarrollo sostenible. Maathai estaba al frente de la promoción del desarrollo económico, cultural “ecológicamente” viable en Kenia y en África. Ésta es la historia de la primera mujer africana que recibe el Premio Nobel de la Paz.

Por Carmen Mangue

Mi padre decía que ningún trabajo debe avergonzarte por muy pequeño e insignificante que parezca. Realizo este comentario porque eso mismo debieron pensar muchas personas cuando una mujer llamada Wangari Maathai decidió en 1977 fundar el una organización en su país natal, en Kenia, llamado El Movimiento Del Cinturón Verde (Green Belt Movement). Esta organización pretendía plantar la mayor cantidad de árboles en el país. ¿La Razón? Maathai se dio cuenta de que la demanda de madera por parte de la industria, llevaba a los agricultores y a los campesinos a talar cada vez más una mayor cantidad de árboles, los cuáles no volvían a ser plantados de nuevo. De hecho, la creciente solicitud de la industria maderera mundial provocaba la lenta pero inexorable desaparición de los bosques, antes frondosos, años más tarde esqueléticos. La interminable tala obligaba a que los campesinos se volvieran nómadas y buscaran otros espacios verdes donde poder cultivar y construir sus cabañas junto a los inmensos árboles, típicos de la nación keniata.
La situación de desamparo tanto de los agricultores como de los bosques africanos no tenía solución si no se replantaban los árboles cortados durante décadas atrás. Por ese motivo, Wagari decidió fundar el Movimiento del Cinturón Verde, con un solo lema: la reforestación como medio de desarrollo económico. Puede que a los occidentales e incluso a los propios africanos, la tarea de repoblar los bosques no pasara más allá de dar trabajo a unos cuantos y nada más. Todo lo contrario, “la paz en la tierra depende de nuestra capacidad para asegurar el medio ambiente”, solía afirmar nuestra protagonista. El comité del Nobel reconoció su lucha al frente de una idea que cada vez iba creciendo y que al poco tiempo se transformó en una auténtica promoción para el desarrollo económico, cultural y ecológico de Kenya. La idea había cuajado.

Nacida el 1 de abril de 1940 en Nyeri, Kenia. Wangari Maathai tuvo la oportunidad de cursar estudios superiores, algo inusual en las regiones rurales de Kenya. Wangari se licenció en Biología en el Scholastica College de Kansas, Estados Unidos, para más tarde completar su educación con un Master en la Universidad de Pittsburgh. A su regreso a Kenya, Wangari trabajó como veterinaria dentro del departamento de investigación, de la Universidad de Nairobi. A pesar de la oposición y el escepticismo de muchos de sus alumnos, quienes no creían que una mujer estuviera capacitada para ejercer de profesora universitaria, Wangari trabajó duro y llegó a ser la máxima representante de la Facultad de Veterinaria de la Universidad.
En 1970 y con tan sólo 30 años de edad, Wangari Maathais presentó su candidatura como diputada para el Parlamento de Kenia (fue encarcelada en varias ocasiones por su firme oposición al régimen dictatorial de Daniel Arap Moi), implicándose en la Organización para la Ayuda al Desarrollo de los más desfavorecidos de su región. Dicha organización proveía trabajo encaminado al desarrollo del medio ambiente (de hecho, el movimiento dio trabajo a un gran número de mujeres afrianas). El proyecto significó un gran progreso en contra de la deforestación que asolaba la nación. Desde entonces, la organización ha logrado plantar unos 30 millones de árboles, hito que ha impulsado la la prevención de la erosión y ha suministrado madera para cocinar a los habitantes de la región, además de contribuir a la edificación de más de 5.000 guarderías.
En 1989, Naciones Unidas había alertado de que de cada cien árboles cortados, sólo tres eran replantados, hecho que estaba convirtiendo al continente en un desierto. Por otra parte, la escasez de agua, la polución de las grandes urbes, la dificultad para encontrar leña para cocinar en los poblados y la precaria nutrición de los animales, auténtico sustento de muchas regiones africanas, estaba llevando la situación al borde del colapso. El programa de Maathai fue primero llevado acabo por las mujeres provenientes de los poblados de Kenya. Ellas mismas protegían su medio ambiente y con el dinero recibido por la plantación de árboles, aseguraban tanto el futuro de sus hijos como de sus nietos. El carácter de Wangari y su lucha por Kenia llevó a su propio marido, un antiguo parlamentario, a divorciarse de ella en 1980, alegando que ”era demasiado educada, con demasiado carácter y demasiado éxito para poder controlarla”, evidenciando que desconocía por completo las metas de su esposa.
Wangari Maathai continó su trabajo liderando el Movimiento del Cinturón Verde, trabajando en pos del medio ambiente y favoreciendo el papel de la mujer africana en todo moemento. Entre 1981 y 1987 presidió el Consejo Nacional de Mujeres de Kenia y se presentó para la presidencia de Kenya en 1997, pero su partido retiró su candidatura días antes de las elecciones sin conocimiento de Wangari Maathai. ¿Demasiado carácter para dirigir un país? Tiempo al tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ME PARECE UNA DE LAS NOTICIAS MÁS IMPORTANTES DE LOS ÚLTIMOS AÑOS. QUE SE LE OTORGUE EL NOBEL A UNA AFRICANA, ES ALGO INAUDITO.
antonio

Anónimo dijo...

Sí, la verdad es que si; pero no digas "inaudito", porque eso parece que es algo que nadie se lo puede creer, mejor dí: "es algo bestial"...